MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
Del lema de campaña tres en uno (corregir lo que está mal, continuar lo que está bien y hacer lo que nunca se ha hecho) del entonces candidato Danilo Medina Sánchez para las elecciones de 2012, parece que sólo el tercero “le hizo gracia”.
En efecto; ya electo, en el discurso de toma de posesión del 16 de agosto, el hoy imperturbable presidente reeleccionista con una desvergüenza merecedora de un sitial antológico, se despojó del compromiso que entrañaba el primero.
En cuanto al segundo, que obviamente se refiere a las líneas del Metro, los elevados, los pasos a desnivel y otras formas de enriquecimiento, cualquiera con solo dedo y medio de frente acierta la razón de la continuación.
Sin embargo, como de lo que se trata es de desenmascarar a ese farsante impenitente, pienso que es necesario acotar que los beneficios por multiplicar los metros cúbicos del movimiento de tierra y por las sobrevaluaciones en sentido general, ya no van a las arcas de Leonel Fernández…
Al hoy presidente incumplidor y reeleccionista, y a sus colaboradores rentistas, se me ocurre aconsejarles que procuren no moverse mucho; estar sobre el pantano de corrupción en que se encuentran conlleva muchos riesgos, a menos que crean que pueden burlarse de todo el mundo, todo el tiempo.
No es de ahora que vengo escuchando de los perjuicios que apareja la temeridad. La encantadora abuela-madre de mi siempre amada novia y esposa Ermira Antonia Fernández Villeta (Mirucha), doña Ma´Tatá, no se cansó nunca de alertar a los suyos sobre lo pernicioso de la temeridad. Y, ¡cuánta razón tenía!.
Nada menos que Giordano Bruno, el filósofo que desafió la inquisición, dice sobre la temeridad lo que sigue: La ambición, la presunción, la temeridad, la opresión, la tiranía y otras compañeras y servidoras de esas “diosas”, no es preciso que las lleve consigo allí donde sería necesario que estuvieran todas ociosas por no haber campo suficiente para ellas. (Las comillas son mías)…
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